Afecciones

GLAUCOMA
GLAUCOMA
Síntomas: Dolor de cabeza, visión borrosa, fatiga ocular, problemas de visión en la noche
Diagnóstico: Examen de ojos con dilatación de las pupilas
Tratamiento: Anteojos con receta médica, lentes de contacto, cirugía

El glaucoma, una enfermedad ocular que afecta al 3% de la población y su prevalencia aumenta con la edad, llegando al 10% en personas mayores de 40 años, se caracteriza por su desarrollo silencioso, sin manifestar síntomas evidentes. La única manera de detectar la enfermedad es a través de exámenes para un diagnóstico oportuno.

El ojo, actuando como una cámara fotográfica, transmite información al cerebro a través del nervio óptico. En el glaucoma, un grupo de enfermedades, se produce un daño progresivo e irreversible en el nervio óptico. Este nervio, compuesto por aproximadamente un millón de fibras nerviosas, sufre una pérdida gradual debido al glaucoma, creando un espacio vacío llamado excavación. Esta pérdida puede ser rápida o lenta, dependiendo del tipo de glaucoma, y sin un tratamiento adecuado, conduce inevitablemente a la ceguera.

Conocido como el "ladrón silencioso de la visión", el glaucoma no presenta síntomas notorios, lo que lleva a que los pacientes no se den cuenta de su pérdida de visión.  Algunos datos estadísticos sobre el glaucoma son alarmantes. Según la OMS, cada 5 segundos una persona queda ciega en el mundo.

Además, el 80% de los casos de ceguera podrían haberse prevenido. El glaucoma es la principal causa de ceguera irreversible y la SLT se presenta como una alternativa de tratamiento moderna y segura para esta enfermedad.

REALIZAR EXAMEN ESPECIAL: LA GONIOSCOPIA

La gonioscopía es un examen ocular utilizado para evaluar el ángulo de la cámara anterior del ojo, donde se encuentra el humor acuoso. Durante este procedimiento, se emplea un gonioscopio, un dispositivo especializado con una lente que se coloca sobre la córnea. Esto permite al oftalmólogo visualizar la malla trabecular y determinar el ángulo entre la córnea y el iris. La gonioscopía es esencial para diagnosticar y gestionar condiciones como el glaucoma, ya que proporciona información crucial sobre el drenaje del fluido ocular.

La medición de la presión ocular durante un periodo de 12 a 24 horas es esencial para evaluar las variaciones a lo largo del día. En el manejo adecuado del glaucoma, es crucial garantizar que las fluctuaciones diarias de la presión se mantengan cercanas a cero.

En pacientes con glaucoma o sospecha de esta condición, depender únicamente de una medición de presión ocular tomada en unos segundos no refleja con precisión las fluctuaciones diarias. Esto podría resultar en la omisión de picos de presión que, multiplicados a lo largo del tiempo, podrían provocar un deterioro irreversible del nervio óptico y del campo visual. La monitorización durante todo el día es una herramienta valiosa para pacientes sospechosos de glaucoma y para evaluar la efectividad del tratamiento en pacientes diagnosticados.

La relevancia de este examen es tan significativa que muchos expertos consideran inapropiado gestionar el glaucoma sin tener en cuenta estos análisis, ya que una sola medición podría llevar a conclusiones erróneas sobre la condición del paciente y la eficacia del tratamiento.

¿CUAL ES EL OBJETIVO?

El objetivo en el tratamiento del glaucoma es lograr que la curva de presión intraocular se mantenga baja y con valores muy similares a lo largo de todo el día, ya sea con gotas para el glaucoma, con tratamientos láser o con cirugías para glaucoma de acuerdo al caso individual de cada paciente.

La presión ocular desempeña un papel crucial en mantener la forma del ojo y respaldar sus funciones. Se determina por la diferencia entre la producción y eliminación del humor acuoso, normalmente oscilando entre 10 y 20 mm de Hg. Se considera que pacientes con presiones superiores a 21 mm de Hg tienen hipertensión ocular, aunque no es requisito alcanzar este nivel para experimentar daño por glaucoma. Es importante destacar que no todos los pacientes con presiones elevadas desarrollan glaucoma, y el daño aislado en la presión no es suficiente para el diagnóstico, pero resulta valioso para monitorizar la terapia.

En el glaucoma, la presión intraocular puede aumentar de manera súbita o gradual, provocando daño al nervio óptico y una pérdida progresiva en fibras nerviosas y el campo visual periférico. Esta alteración es comúnmente gradual e indolora, lo que lleva a que muchos pacientes no la perciban hasta que se vuelve permanente e irreversible.

La susceptibilidad del nervio a dañarse varía, y existen casos donde presiones inferiores al promedio causan glaucoma, mientras que presiones muy superiores no generan daño. Por esta razón, la presión ocular aislada no es suficiente para diagnosticar el glaucoma, pero sí constituye una herramienta efectiva para el seguimiento, ya que la mayoría de las terapias buscan mantener la presión en un nivel que no afecte el nervio óptico